jueves, 5 de diciembre de 2013

Hallado el fragmento de uno de los primeros textos de John Grisham en un vertedero de Arkansas

Los ventiladores del techo apenas mueven el aire estancado de la sala, mientras el bochornoso Sur se encarga de empapar de sudor las ropas de los asistentes al juicio.
En el gallinero, los negros se apiñan en bancos desvencijados, separados de los blancos que, más cómodamente ubicados, observan impávidos cómo el Juez Sherman apura su limonada, allá en el estrado.
-Abogado, puede proceder con el interrogatorio.
Un eléctrico personajillo, vestido con un traje que se mantiene seco e impoluto a pesar del calor, se acerca al testigo y, tras aclararse la garganta, inquiere:
-¿No es cierto, señor Graham, que usted estaba en la gasolinera del viejo Edwards la noche que desapareció el niño, el pequeño Clayton? RECUERDE QUE ESTÁ USTED BAJO JURAMENTO.
-Sí, es cierto –responde Graham, algo nervioso.
-¿Y no es cierto, también, que usted y Edwards se reunían a menudo con Andrew McMorrigan, el propietario del Three Green Oaks, y que en ésas reuniones mantenían contacto con Steve Lindemayer, el barbero, quien a su vez les presentó a Joshua Starter, dueño de la plantación de tapioca que hay al este del pueblo?
-¡PROTESTO, SEÑORÍA! –Brama el Fiscal Lenny Stewart, enorme, rosado y sudoroso como un gran puerco- La pregunta del letrado es capciosa.
-Se acepta –refunfuña el Juez Sherman-: ¿A dónde quiere llegar, letrado?
Hay murmullos en la sala cuando el abogado hace una pausa teatral. Solo cuando levanta el brazo para rascarse vagamente el cogote se puede apreciar una leve mancha de sudor en su axila.
-Muy bien, formularé mi pregunta de otra manera –acepta, finalmente-: Señor Graham, ¿no es cierto que ustedes secuestraron, violaron, asesinaron, descuartizaron y se comieron al pequeño Clayton la noche de autos?
Gran estupor en la sala. Gritos, llantos, protestas. Los ventiladores parecen detenerse y el aire se hace más espeso.
-Pues no, no es cierto –responde, serenamente, Graham.
-Ah, pues nada –comenta, sorprendido, el abogado-. Pues… No hay más preguntas, Señoría.
-¿Ya está? ¿Esa es toda su estrategia? –Exclama el Juez Sherman.
-Nada, si el hombre dice que no fueron ellos, es que no fueron ellos, y mi defendido tampoco fue. Habrá que seguir llamando testigos hasta que salga el que haya sido. DE AQUÍ NO SE VA NADIE HASTA QUE NO SALGA EL QUE HAYA SIDO…
-¿Pero cómo puede presentarse a un juicio así, por el amor de Dios?

-Ay, no sé, tío, no me rayes…

2 comentarios:

  1. Buena idea, Alca.
    Que los 140 ¿principales? carácteres nos tiene limitaditos.
    Enhoraguena.
    EvaP.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias.
      A ver si, poco a poco, voy mejorando este sitio.

      Eliminar